Contaminación del Lago Villarrica – Situación Actual del PDA

Por el Abogado y profesor de Derecho Ambiental Carlos Libuy L[1].


[1] Abogado de la Universidad La República, Magíster en Derecho Ambiental de la Universidad del Desarrollo, Magíster en Derecho Administrativo de la Universidad de Los Andes y Profesor de Derecho Ambiental de la Universidad de La Frontera – Temuco.

Quienes vivimos en la zona lacustre, mucho hemos escuchado sobre la contaminación del Lago Villarrica, pero muchas veces no sabemos, ni entendemos con certeza si efectivamente el lago está contaminado y si fuera así, qué tan contaminado se encuentra. Quizás la idea colectiva que existe actualmente viene dada por los reportajes que cada cierto tiempo aparecen en la prensa local y nacional. Tal fue la situación de la nota periodística emitida por el canal Chilevisión en el transcurso del verano pasado, que dio cuenta de los episodios de Bloom de algas que tornaron de un extraño color verdoso las aguas de nuestro patrimonio natural y que afectó negativamente al gremio del turismo luego de su emisión.

Pues bien, para ir revelando el misterio, debemos señalar como antecedente que, en el mes de octubre de 2013, se dictó por parte del Ministerio de Medio Ambiente, una norma secundaria de calidad ambiental para la protección de las aguas de la cuenca del Lago Villarrica, cuyo objetivo central es establecer los niveles de calidad de las aguas del lago y fijar los límites máximos de los contaminantes presentes en ese medio acuático en base a una serie de parámetros físicos y químicos, de manera de prevenir que éstos puedan significar o representar, por sus niveles, concentraciones y períodos, un riesgo para la protección o la conservación del medio ambiente o la preservación de la naturaleza.

Como ya estará advirtiendo el lector, dichos niveles fueron sobrepasados estrepitosamente, razón por la cual en el mes de octubre de 2017 y en cumplimiento de la normativa ambiental vigente, la cuenca del Lago Villarrica se declaró zona saturada por clorofila “A”, transparencia y fósforo disuelto en el mismo. Lo que significa que dichos contaminantes producen un efecto nocivo para la biomasa de este ecosistema lacustre. Pero no es el único problema, ya que además la contaminación del lago favorece el crecimiento de fitoplancton, lo que conocemos como el Bloom de algas.

Esta proliferación, es altamente dañina para la salud de las personas por la presencia de cianobacterias toxicas, razón por la cual la Secretaría Regional Ministerial de Salud, debió implementar en la época estival un programa de monitoreo de microcistinas en el lago a fin de predecir posibles afectaciones de turistas por activades recreacionales en el lago.

Lamentablemente, no es el único problema a consecuencia del crecimiento de algas producto de la contaminación del lago, sino que debido a la alta concentración de materia orgánica muerta que comienza a descomponerse, se consume el oxígeno disuelto en el agua, produciendo condiciones de hipoxia. Esta ausencia de cantidades apropiadas de oxígeno en el agua, causa la muerte de animales y plantas en grandes cantidades.

Pero cabe preguntarse entonces, qué está produciendo esta contaminación por clorofila “A”, transparencia y fósforo. Las razones obedecen a múltiples factores naturales y antrópicos, es decir, producidos por el ser humano. Éstas últimas que evidentemente son las de mayor concentración vienen dadas por la infiltración de aguas servidas desde los sistemas de tratamiento individuales de las viviendas construidas en la orilla sur del lago, descargas legales de aguas servidas por la planta de tratamiento de Pucón, las aguas residuales domiciliarias sin saneamiento del sector rural, inexistencia de un sistema de recolección y tratamiento de aguas servidas en la comuna de Curarrehue y emisiones asociadas a pisciculturas. Frente a este escenario corresponde que el Ministerio del Medio Ambiente desarrolle e implemente un plan de descontaminación ambiental (PDA) que se haga cargo del problema y establezca medidas concretas para la reducción de las emisiones contaminantes en el Lago

Villarrica. El referido plan aún se encuentra en etapa de elaboración de anteproyecto definitivo desde el mes de junio de 2020 y actualmente el PDA está en la etapa de consulta indígena desde noviembre de 2021 para lo cual se amplió el plazo en 12 meses a contar de octubre del año pasado, no existiendo avances en el expediente electrónico en todo lo que va de este año 2023.

Ha sido un proceso lento y es esperable no se transforme en tardío ya que para la comunidad que vivimos inmersa en este maravilloso entorno natural esperamos soluciones y resultados concretos a corto plazo, por lo que las expectativas en las autoridades ambientales se encuentran a lo menos desatendidas, más aún si se considera que el propio PDA, considera un lapso de tiempo de 15 años desde su implementación para recobrar los niveles aceptables establecidos en la norma secundaria de calidad ambiental del año 2013.

Pero no todo son noticias desalentadoras, el pasado 11 de abril el Congreso Nacional despachó a firma presidencial el proyecto de ley que modifica la ley N° 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente, con el objeto de establecer restricciones a la tramitación de proyectos en zonas declaradas latentes o saturadas, correspondiente al boletín N° 11.140-12, el que en resumen incorpora medidas precisas y puntuales sobre mitigación, compensación y reparación de los componentes del medio ambiente en conformidad con lo dispuesto en el decreto que declare alguna zona como latente o saturada, lo cual evidentemente viene a facilitar el objetivo de descontaminación del Lago Villarrica mientras no se dicte el respectivo plan de descontaminación.

Finalmente y según lo que he venido exponiendo, aun queda un largo camino por recorrer para recuperar nuestro preciado Lago y podamos volver a un medio ambiente sano y adecuado, lo que sin lugar a dudas impone una presión y exigencia de envergadura sobre nuestras autoridades ambientales y comunales en pro de la preservación del medio ambiente, la conservación del patrimonio ambiental y por su puesto en favor de la salud de las personas que habitamos la cuenca del Lago Villarrica.

[1] Abogado de la Universidad La República, Magíster en Derecho Ambiental de la Universidad del Desarrollo, Magíster en Derecho Administrativo de la Universidad de Los Andes y Profesor de Derecho Ambiental de la Universidad de La Frontera – Temuco.